Una vez, una futura escritora muy inteligente y especial me
hablo de la letra ‘f’. De su letra ‘f’ y el por qué la ‘f’.
Fue a su cuaderno de notas y me recitó este escrito:
"Me gusta la letra f.
De fallo, de fiesta,
de felicidad, de follar.
Su forma, con efe.
Sus curvas. Es fácil de dibujar.
Me encanta la letra f.
De fuerza, de firme, de frágil.
Pero no de fácil. Ni de fusta.
De función, de festín.
De fuera, de fruta prohibida.
De fatalidad, de falta, de fusa.
De fiebre, de Francia,
de fusión, de fue.
Adoro la f...
de fin"
De fallo, de fiesta,
de felicidad, de follar.
Su forma, con efe.
Sus curvas. Es fácil de dibujar.
Me encanta la letra f.
De fuerza, de firme, de frágil.
Pero no de fácil. Ni de fusta.
De función, de festín.
De fuera, de fruta prohibida.
De fatalidad, de falta, de fusa.
De fiebre, de Francia,
de fusión, de fue.
Adoro la f...
de fin"
Cuando escuché esas palabras fluyendo por su boca me
sorprendió, ¿cómo una letra puede abarcar tanto? una insignificante letra…
aunque, bueno… realmente no es tan insignificante. Desde entonces cada vez que
leo una palabra con la letra ‘f’ pienso en Elena, en su inocencia y en su forma
de ver las cosas, yo quiero ser así.
Aparte de superhéroe, de mayor quiero ser como Elena.